Leo el primer capítulo de El inconveniente de haber nacido, de Cioran, y lo devuelvo a la Biblioteca. Compruebo que el estilo es vigoroso y que cada aforismo contiene alguna idea, pero no veo que esta lectura vaya a aportarme gran cosa. No extraigo conclusiones con tan pocas páginas e intento no etiquetarlo de existencialista cenizo, pero me va a costar retomarlo en alguna otra ocasión.
De todos modos, como decía alguien, siempre se saca algo:
…sólo hay que decir algo que pueda susurrarse al oído de un borracho a de un moribundo.
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Lo que sé a los sesenta años ya lo sabía a los veinte. Cuarenta años de un largo y superfluo trabajo de comprobación.
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…podría prescindir de todo salvo del tónico de la injusticia.