Mishima. El rumor del oleaje


Utajima es una islilla de 150 habitantes, un entorno arcádico que va a ser testigo de una historia de amor, la de Shinji (humilde pescador, huérfano de padre) y Hatsue (hija de padre rico). Todo es tan simple como una telenovela. Se aman, sufren dificultades y final feliz. Los otros actores son una chica enamorada de Shinji y un chico que persigue a Hatsue. Deseos, celos, estremecimientos, primeras caricias. Formalidad oriental.

Simplona. Sólo me ha llamado la atención que Mishima tiene una prosa bastante atenta a lo sensorial: olores, ruídos, colores, formas y sabores. Es lo primero que leo de él y me va a costar mucho que no sea lo último.

Así que usted comprenderá, de Magris

Inspirada en el mito de Orfeo y Eurídice, este texto (más que libro) de Magris recoge un largo monólogo: ella, muerta, rechaza el don de volver a ver una vez más a su amado, vivo; se explica ante una instancia (El Presidente de la Casa de Reposo) y recuerda su tiempo en el mundo. El amado es un escritor que sufre la pérdida de su musa, de la persona verdaderamente inspiradora y sostén de su trabajo. Ella se entretiene con frecuencia en el recuerdo de intimidades matrimoniales de alcoba.

Mito, fabulación y experiencia personal. Es difícil no imaginar a Marisa Madieri tras la figura de la narradora. Literatura de ideas, como todo lo de Magris, que no es santo de mi devoción, pero a quien de vez en cuando vuelvo, sobre todo si es breve. Este librito tiene un tono pesimista: al Presidente (¿Dios?) nadie lo ha visto jamás (ni aquí ni allí) y ella rechaza el reencuentro porque no puede ofrecer respuesta a nada: nada tiene sentido, ni aquí ni allí.

Shan Sa

La puerta de la paz celeste

Ayamei es una de las cabecillas de la revuelta estudiantil que desemboca en los sucesos de Tiananmen. Debe huir perseguida por el gobierno. Su perseguidor es Zhao, un joven y prometedor teniente, entregado a la causa maoísta. Cae en sus manos un diario escrito por la joven, que la mostrará como una persona con una ardiente pasión por la vida. Zhao es tan gris como su uniforme, y no conoce más que el deber, el sacrificio y la obediencia. Ayamei es una joven que ya ha tenido tiempo de amar y de apasionarse con cambiar lo que no está bien ¿eso la convierte en una criminal?

Como Ayamei, Shan Sa se exilió en 1990 tras Tiananmen y vive en París. Escribe en francés. Esta es una breve novelista con algunos detalles interesantes pero algo inconsistente en su levedad.