Martin Page

Martin Page, Cómo me convertí en un estúpido. Título atractivo, francés, Tusquets, 160 págs. Démosle una oportunidad.

Antoine es un tipo pobre, soltero y deprimido que piensa y analiza todo y cree que eso le aparta de la sociedad. Quiere integrarse y está seguro de que el obstáculo es la inteligencia. Se informa sobre el alcohol y ve que no es lo suyo, después prueba con el suicidio, tampoco, por último recurre a una medicación que lo «relaje» intelectualmente.

A mi me ha parecido aburrido. Page quiere hacer una crítica del gregarismo social y de la facilonería e inventa una peripecia rocambolesca con poca gracia para colocarnos sus ideas. Ideas algunas tan poco consistentes como la de oponer creencia a inteligencia.

En fin, sólo un par de ratos perdidos. El tiempo de un partido del mundial.

Irving

La última noche en Twisted River. De John Irving se ha valorado siempre su declaración de guerra al aburrimiento, se ha pasado por alto una y otra vez su tendencia a la extravagancia porque era el precio por sorprender, se ha transigido con el pansexualismo de sus personajes porque vende y se ha calificado la patente inmoralidad de sus historias como valiente sinceridad antipuritana.Todo esto vuelve a aparecer en este último libro que cuenta la vida de Dominic y su hijo Danny. Un homicidio involuntario les lleva a huir de un aserradero y serán perseguidos durante cincuenta años ayudados siempre por su amigo Ketchum. Cambiarán varias veces de nombre y de ciudad y de trabajo. El mensaje es la fuerza de la amistad y de la sangre: si tienes eso no necesitas más.

Los tres personajes principales son incapaces de relaciones estables y las mujeres entran y salen de sus vidas por docenas. Nunca confluyen amor, sexo y compromiso en el mismo plano y todos tienen el mismo sentido de lealtad que los animales. El autor parece que quiere provocar y reirse de todo, dejando a sus personajes en un estadio de procacidad primaria y prerracional. Todo esto hace imposible tomarse en serio la historia y ahoga las cosas buenas de este escritor, como son su dominio de la estructura de la narración, su manejo de los tiempos y su original modo de hacer avanzar cada una de las seis largas partes de esta novela a modo de espiral hasta abarcar todo el periodo. Los hechos se van desplegando en oleadas concéntricas que van y vienen en el tiempo.

Danny se hace escritor de éxito y Ketchum le aconseja «valentía»: «tienes que hundir la nariz en lo peor e imaginarlo todo». Esta parece ser la consigna de las novelas de Irving.

No me parece un escritor de primer nivel.

Fabricar un libro

O como sacarse un librito de la manga.

Hay personas a las que les pasan cosas y personas que saben contarlas con gracia. Stewart tiene estas dos cualidades, además de las de ser un aventurero, un tipo sencillo e idealista y alguien lleno de curiosidad y con evidente don de gentes. Un buen día dejó Inglaterra y se compró un cortijo en la Alpujarra granadina. Esta experiencia la contó con éxito en Entre limones y en Un loro en el limonero. Antes hizo otras muchas cosas: entre ellas esquilar ovejas, viajar, conducir aviones, aprender cocina francesa, o tocar en un grupo de música. También aprendió a navegar y es lo que nos cuenta ahora, un viaje por las islas griegas y otro por el Atlántico norte.

Es el clásico libro de viajes, lleno en este caso de detalles marineros, con su jerga característica, contado con las cualidades de Stewart que se señalaban al principio. Pasajes exóticos, choque de culturas, camaradería, peligros, sentido del humor, capacidad de disfrutar de cosas pequeñas y sencillas. No hay pretensiones literarias, sólo el valor de compartir experiencias de modo amable. El material parece endeble para hacer con él un libro, aunque se hayan añadido al final algunos poemas, pero proporciona un rato de agradable lectura incluso para los que no tengan afición al mar.