Vargas es una de esas escritoras que te gusta o no te gusta. Puede poner nervioso al que busca acción trepidante y personajes convencionales, claros y sin aristas. Ya hemos explicado otras veces que lo suyo es otra tonalidad de noir.
Esta historia tarda un poco en calentar motores pero una vez que lo hace se pone a mil por hora. Kehlweiler es un ex-poli vocacional que rompe todos los moldes y sus colaboradores no se quedan atrás. A partir de un huesecito humano que sale de un perro (por donde salen las cosas de los perros) reconstruye un crimen atroz. De camino, ajusta cuentas con policías poco escrupulosos, levanta tapaderas y se reencuentra con su últimoa mor que le abandonó.
Vargas mitiga el pequeño pero pertinaz remordimiento que siempre me acosa cuando leo novelas policiacas.


