Escribo de mañana. Es cuando me dan ganas de escribir. Y normalmente eso va de las 8 hasta el mediodía o la tarde. Es cuando me siento mejor. Me levanto temprano y no hay ninguna preocupación en mi cabeza. Ese horario es un tiempo en el que realmente no tengo nada que hacer. Luego del desayuno, puedo sentarme y escribir tranquilo. Eso ocurre en cualquier día normal, cuando nada lo interrumpe. Pero el mundo no se detiene por mí, ni por ningún escritor. Y si tengo un proyecto en mente, ése es el momento para hacerlo.
Así dice escribir Stephen King. Estos son los hábitos de uno de los escritores más prolíficos (y millonarios) de nuestro tiempo.
Pero hay otras rutinas posibles. Al parecer, Agatha Christie tomaba como escritorio un lugar muy particular de la casa: componía sus policiales metida en su bañera. Gran parte de las andanzas de Miss Marple y de Hercules Poirot fueron ideadas allí, mientras se daba un baño de inmersión y devoraba una a una media docena de manzanas verdes.