• Chirbes, La caída de Madrid, en su línea. Buena novela pero no tanto como las dos últimas. Muchas visiones del mismo momento, el futuro ante la muerte de Franco para jóvenes y mayores, simpatizantes y detractores, personajes de diferentes clase sociales e ideologías. Crudeza sexual. BIEN.
• De Delerm ya leí algo hace años y ahora me entretengo un rato con El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres. No está mal pero es pobre como visión de la vida: pequeñas posesiones y momentos culinarios elevados exageradamente de categoría. Siempre la misma idea, y puede que algunas de esas cosas ni siquiera te gusten. APROBADO.
• Y Keret, El hombre sin cabeza. Ya sin la sorpresa que me produjeron los relatos anteriores. Estos son de menos categoría aunque algunos brillan. Tengo en reserva las otras colecciones traducidas al castellano. Juega a la sorpresa, al desconcierto. Siempre algo nuevo, nunca has leído nada igual. Desbordante imaginación, coloquial, directo. A veces toques fantásticos, pero te los hace pasar. BIEN.
• Me han gustado Las crónicas de Sochantre y su carroza funeraria, aunque menos que el de Merlín. Riqueza verbal, mezcla de géneros, el tiempo congelado. Cunqueiro es único y minoritario, una explosión verbal al servicio de una imaginación y una erudición infinitas. Un escritor de primera con el que seguiré. Sorpresa en cada página, tono guasón, alejado del realismo (pero con medida). Mito y realidad, mundo gallego, griego y materia de Bretaña, las mil y una noches regadas de vinos y mariscos de su tierra. NOTABLE.
• Última reincidencia: Gardner, El arte de la ficción. Me ha gustado menos que el otro del que les hablé. Aquí está más académico y, a la vez, más confuso. Su tono es suficiente y perdonavidas. Cosas aprovechables pero cansado. BIEN.