Giesbert. La cocinera de Himmler

GIESBERT_cocineraVivir el momento, el amor siempre tiene razón y nadar contracorriente cuando es preciso, son principios del credo de Rose, una viejecita de 105 años que regenta un restaurante en Marsella y decide escribir su vida, último recurso para hacerse interesante. Esta premisa la convierte en un personaje inevitablemente simpático. El problema es que no despierta compasión sino miedo, pues su credo también incluye olvidar todo pero no perdonar nada, devolver mal con mal (si puede ser, multiplicado) y disfrutar del sexo cuanto se pueda (hombre o mujer, marido o amante).

Giesbert (nacido en Estados Unidos en 1949 pero en Francia desde los tres) la sitúa con pericia e imaginación en variados escenarios que le llevan a conocer de primera mano el genocidio armeno, la barbarie nazi y el delirio  maoísta. Su vida está rodeada de libros y platos de cocina, pero también de pistolas y venenos. Es malhablada, supersticiosa y divertida y no se arrepiente de nada, un mal bicho en el fondo sin piedad ni remordimientos.

Un entramado de la pequeña y la gran Historia a la vez desenfadado, cínico, sensual, dramático y picaresco. Aunque no del todo inteligente: Rose es simpática y la parte del S.XX que se muestra es espeluznante, pero el planteamiento de la novela es, aún con eso, reduccionista y obtuso: el hombre como una hormiga que corretea hasta que lo aplasta el rodillo de la Historia, al que sólo cabe creer en el sexo, la risa y la venganza.