Amsterdam de McEwan

Una muerta, un marido, tres antiguos amantes, unas fotos comprometedoras. Un escándalo, dos suicidios. McEwan descansa de su nivel de autoexigencia y compone una historieta mediocre e insulsa. La visión de la vida de cada personaje es pobre y sin salida: alta competencia profesional (dinero, prestigio), caprichosos sentimientos (venganzas, engaños), mudables compromisos. Una novela sobre el egoísmo.

¡Y se llevo con esto el Booker!