Afortunadamente no me toca leer casi ningún premio literario y no me acerco a ellos por gusto. Algunas excepciones, como ahora he hecho con el Herralde de novela de 2012. Karnaval, el ganador de ese año me da un poco de miedo, y tiene mejor pinta la finalista, una joven escritora que vive en Sevilla.
Cuatro por cuatro cuenta la historia de un micromundo cerrado en forma de colegio interno de más o menos élite. Hay alumnos becados (Especiales) y otros que pagan. Todo lo exterior es apacible, elitista y sin tacha.
Pero enseguida se va desvelando un universo de violencias, humillaciones, droga, abusos y manipulación. Secretos. Pasados. Suicidios. Los directivos y algunos profesores siguen el lema de taparse un ojo y mirar con el otro. El estilo es bueno, de frases cortas y hay interés por los personajes desde el principio. Pero pronto se ve que es sólo una sórdida historia más de dominación que termina aburriéndome y que es ventilada por la vía rápida.