La cámara Gesell es un mecanismo que permite asistir a algo sin ser visto. Lo conocemos de muchos interrogatorios policiales vistos en TV. Eso hacen todos de algún modo en La Villa, un pueblo balneario turístico donde el rumor y el adulterio son los deportes favoritos. Crimen y chismografía, ver pero no actuar. Pueblo chico, infierno grande.
Aquí están novelas como Peyton Place, Manhattan Transfer o La colmena, y series de TV como Twin Peaks y Deadwood. Un censo de casi 300 personajes. Historias y voces que entran y salen. Prosa fragmentaria y ritmo frenético sin partes ni capítulos. Suicidios, abusos a menores, asesinatos, corrupción y juegos políticos aliñados con nazis escondidos y escarceos lésbicos. Un libro salvaje e inquietante sobre las apariencias (un lugar a primera vista apacible dedicado al descanso y al turismo, verano; una realidad infernal, invierno). Un libro bastante duro y en general desagradable, medio novela negra, medio crónica social.
Un detalle más: el libro es difícil de leer para un español porque está lleno de americanismos y jerga desconocida, algo que no llega a hacerlo incomprensible pero que hace perder, para nosotros, no sé si afortunadamente, sabor y ambiente.