Un breve libro-llorón, el desahogo de un padre superado por el comportamiento de su hijo adolescente y por lo poco y mal que se comprenden y comunican. Todo es bastante realista (ropa, tecnología, desinterés, pereza, desorden, lenguaje) pero aburre un poco tanta queja improductiva. Impotencia, crisis de autoridad, humor sarcástico del quemado. Su gran solución: una excursión por el campo. Hasta ahí llega.
El problema de fondo es el propio relativismo ético del padre. No da para más: decoro doméstico y virtudes del esfuerzo físico y de contemplar la naturaleza. No parece gran cosa para estimular a nadie.
Vale como descripción de síntomas, pero el planteamiento es paupérrimo en cuanto a análisis y soluciones. Merece poco la pena.