Una buena novela, no tan redonda como El águila en la nieve pero con una primera parte excelente. Junto a McCullough, o superándola incluso en este aspecto, creo que es el mejor retrato de la vida cotidiana en Roma que he leído. Me refiero a la vida real, no a la de los emperadores y senadores (aunque también hay una cena de Livia con Mecenas y Agripa con unos diálogos estupendos que los retratan maravillosamente). Veo que me estoy entusiasmando con los adjetivos y adverbios pero es que Breem es MUY BUENO.
Es, entre otras cosas, una maestro de la elipsis, no solo en cuanto a la historia que está contando, sino en el línea a línea: miradas, gestos entrecortados, frases interrumpidas, sobrentendidos.
Curcio Rufo fue centurión y ahora malvive. La primera mitad de la novela transcurre en Roma (24 adC, Augusto en retirada). Trabaja algo, bebe, vive al día, es un mujeriego. Por una serie de circunstancias termina en la provincia africana (segunda mitad) buscando a la hija de un legado que ha sido secuestrada.
Hay un tercer libro de Breem en español, de asunto no romano, y lo buscaré.
Un comentario en “Breem. El enviado de Roma”
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