Schirach. Crímenes

Bastante bien esta colección de historias criminales. No es ficción, sino que están extraídas de la experiencia de un jurista alemán.

Lo mejor es el estilo. Este libro es como el extracto de doce buenas novelas sin nada de paja. Sólo se recoge lo esencial, no hay nada superfluo. Hay violencia extrema a veces, locura en otras, y también momentos de intensa humanidad. La impresión final es la constatación de la inasible condición humana, llena de contrastes y matices. La verdad suele ser escurridiza para los que se enfrentan al crimen como juristas o como investigadores. Se hace lo mejor que se puede con lo que se tiene, pero eso no es siempre sinónimo de justicia, entre otras cosas porque una misma acción no vale siempre lo mismo.

Ya le eché el ojo a este libro el año pasado y lo he leído en cuanto lo he encontrado en epub. Lo recomiendo.

Ginzburg. Pequeñas virtudes

Estupendo libro. Once textos recopilados, escritos por la escritora italiana entre los 28 y los 46 años, que podríamos calificar de ensayos autobiográficos. Desprenden intimidad, nostalgia, melancolía, ternura, delicadeza. Evoca personas y lugares, el estímulo de la amistad, la unión de la vida matrimonial. También la importancia de la lectura y la vocación por la escritura. También la experiencia del mal, la guerra y el exilio.

Me han gustado especialmente el que describe las relaciones humanas (familia, compañeros, amigos, marido e hijos, estos últimos “el prójimo por excelencia”) y el de la educación (ir a por lo grande).

Sin proponérmelo, ya han caído en mis manos tres libros de la Ginzburg, la novela Léxico familiar (que no me llamó mucho la atención), su ensayito biográfico sobre Chéjov (interesante) y éste, el que más me ha gustado sin duda.

Conversaciones con Cioran

Cioran es un pensador rumano que vivió en París casi toda su vida. Escribió en francés.

Con 20 años, desesperaba a su madre con su pasividad. Ella llegó a  decirle: «Si lo hubiera sabido, habría abortado». El comenta que esas palabras fueron liberadoras: su vida como accidente, como algo que no debía tomar en serio. Su tema es el tedio vital, la ausencia de sentido absoluto. Todos sus libros están llenos de un pesimismo existencialista feroz. Tiene fama porque mucha gente no sabe que hacer con su vida y necesita al lado personas «inteligentes» a los que ocurre lo mismo. También porque escribe con fuerza y precisión y corto (su género es el aforismo).

Ya les conté mi intento frustrado con uno de sus libros. A pesar de lo que les dije, he hojeado a fondo Conversaciones, un conjunto de 20 entrevistas donde le preguntan por toda su «filosofía».

He anotado algunas opiniones interesantes (no textuales):

• Un libro debe ser siempre un peligro, cambiarnos en algo.
• No se debería escribir sobre lo que no se ha releído.
• Ha leído a Dostoievski entero 5 ó 6 veces. Es el escritor que ha llegado más hondo en el estudio del hombre.
• Escritura en aforismos: dar sólo las conclusiones, no querer convencer, explicarse es rebajarse.
• Cartas de Madame Du Deffand, una de sus lecturas favotitas.
• Bach es la única cosa que te produce la impresión de que el universo no es un fracaso.