Uriarte, dos

Segunda entrega de los diarios de Iñaki Uriarte, notas de los años 2004 a 2007. Leído el primer volumen, este se saborea con la familiaridad con que se trata a conocidos. Están todas las mismas cosas, sin gritar, con sentido común.

Imperdonable que hable de los “tronos” de la Semana santa de Sevilla.

Me anoto buscar las cartas de Madame Du Deffand (ya las vi citadas también en Cioran) y echar un vistazo a los diarios de García Martín.

He anotado bastantes detalles que sería prolijo señalar aquí. Baste decir que he disfrutado esta lectura como la primera y que la recomiendo.

Marilyn


Fragmentos (Poemas, notas personales y cartas)
es un libro insignificante al que sólo salvan dos cosas:

– El placer de ver a Marilyn, en esta ocasión sin posar, en fotos naturales en las que casi siempre aparece leyendo o escribiendo;
– El placer de ojear un libro tan bien editado, con reproducciones fotográficas de todos los textos incluídos, y al lado vertidos al idioma original (en letras de imprenta) y al castellano.

Nada de esto se habría publicado si la autora no fuera MM. Es muy probable que no fuera tan tonta como parecía, pero todos estos textitos sólo muestran que sabía escribir en inglés, que conocía el alfabeto y la gramática, quiero decir. Es gratuito convertirlos en un fenómeno de introspección, expresiones de una mujer inteligente e insegura emocionalmente que se sentía sola a menudo.

Si pueden ojearlo en una biblioteca (a gusto) o en una librería (más por encima), con eso bastará, para mi ha sido un inocente (e insulso) capricho mitomaniaco.

Jiménez Lozano, diarios

A finales de los 90 me entusiasmé con Jiménez Lozano. Cobró cierta fama con El mudejarillo, un libro bastante difícil, y busqué otras cosas suyas. Curiosamente, la novela que más recuerdo es de sus primeras, Historia de un otoño, donde recrea la conocida historia de la muerte de unas monjas de Port-Royal. Me parecía un escritor serio, breve (llevando la elipsis al borde de lo incomprensible) y con ideas interesantes sobre el hombre. No sé muy bien por qué dejé de leerle, seguramente porque no conseguía entretenerme además de interesarme.

El otro día me escribió una chica que hace la tesis sobre sus textos periodísticos y volví a pensar en él. Busqué unos relatos recientes y llevo atascado con ellos un mes. Ahora lo he intentado con un tomo de sus diarios, Los cuadernos de la letra pequeña. No tienen nada que ver con los dietarios al uso. Jiménez Lozano da la impresión de vivir inmerso en los libros, el arte, la música, la teología, la belleza. Se relaciona también con personas (de ahí las «X.», «L.» o «G.» de algunas entradas) y está atento a la prensa. De todo ello se nutre este libro. Comenta un libro, la muerte de un escritor, una cita, incluye un breve texto, reflexiona sobre la educación, reproduce la noticia de un periódico. Da la impresión de leer en varios idiomas.

Creo que se hacen una idea sobre si les puede interesar o no. Por mi parte, vuelvo a plantarme.