A finales de los 90 me entusiasmé con Jiménez Lozano. Cobró cierta fama con El mudejarillo, un libro bastante difícil, y busqué otras cosas suyas. Curiosamente, la novela que más recuerdo es de sus primeras, Historia de un otoño, donde recrea la conocida historia de la muerte de unas monjas de Port-Royal. Me parecía un escritor serio, breve (llevando la elipsis al borde de lo incomprensible) y con ideas interesantes sobre el hombre. No sé muy bien por qué dejé de leerle, seguramente porque no conseguía entretenerme además de interesarme.
El otro día me escribió una chica que hace la tesis sobre sus textos periodísticos y volví a pensar en él. Busqué unos relatos recientes y llevo atascado con ellos un mes. Ahora lo he intentado con un tomo de sus diarios, Los cuadernos de la letra pequeña. No tienen nada que ver con los dietarios al uso. Jiménez Lozano da la impresión de vivir inmerso en los libros, el arte, la música, la teología, la belleza. Se relaciona también con personas (de ahí las «X.», «L.» o «G.» de algunas entradas) y está atento a la prensa. De todo ello se nutre este libro. Comenta un libro, la muerte de un escritor, una cita, incluye un breve texto, reflexiona sobre la educación, reproduce la noticia de un periódico. Da la impresión de leer en varios idiomas.
Creo que se hacen una idea sobre si les puede interesar o no. Por mi parte, vuelvo a plantarme.
Algunas de sus novelas me aburren y otras me entusiasman ("Maestro Huidobro" y "Carta de Tesa", respectivamente). sus artículos me encantan, por la ironía y la crítica velada. De sus diarios no tengo experiencia.
Siento ser la nota discordante, a mí me encanta pero no para leerlo del tirón como una novela sensibilera o policiaca, sino para paladearlo con su dominio del idioma. Es un "valor seguro" libros breves y muy bien escritos….para disfrutarlos de vez en cuando.
A mi tampoco consigue entretenerme además de interesarme. Si te vuelves a animar podrías probar con "Libro de visitantes" (tema navideño) y "Sara de Ur".