Bosch de nuevo

Ultima aventura publicada del detective Harry Bosch

Valentía: “O entran todos o no entra nadie”, no le importa meterse en un avispero a la hora de buscar sospechosos, salpique a quien salpique.
Intuición: investigación avanza a base de olfato y raza, de ver lo que otros no ven.
Misión: vengar a los muertos.
Dedicación: mientras se resuelve, en su vida sólo existe el caso.
Dureza: directo en los interrogatorios, sin piedad con los que le buscan las cosquillas.
Compañerismo: una delicia volver a verlo con Kiz Rider y –de refilón- con Edgar.
Perfeccionismo: altamente competente.

Amsterdam de McEwan

Una muerta, un marido, tres antiguos amantes, unas fotos comprometedoras. Un escándalo, dos suicidios. McEwan descansa de su nivel de autoexigencia y compone una historieta mediocre e insulsa. La visión de la vida de cada personaje es pobre y sin salida: alta competencia profesional (dinero, prestigio), caprichosos sentimientos (venganzas, engaños), mudables compromisos. Una novela sobre el egoísmo.

¡Y se llevo con esto el Booker!

Ultimo Auster

La última novela de Auster es un artefacto paranoico y disparatado. Una de las cosas que siempre me han gustado de él es –hasta ahora- lo bien que se le entiende. Esta vez ha jugado a la pirueta metanarrativa y a la mezcla de planos, no ha confiado en la potencia de su imaginación y en la riqueza de sus historias. Lo consideraremos un paréntesis, un mal momento.