Boston, la Atenas de América, vivió en 1919 algunos de sus peores días, los de los gravísimos disturbios callejeros que tuvieron lugar como consecuencia de la primera huelga de policías que se conoció en el país. En torno a este hecho real, Lehane novela con ambición y maestría un amplio abanico de conflictos sociales y personales. Es el inicio de unos Twenties muy poco Happys. El país acaba de participar en una guerra mundial y se viven tiempos de carestía, problemas de integración racial y de inmigrantes, la policía soporta condiciones de trabajo leoninas, el poder político está en manos corruptas e ineptas, las bandas mandan en las calles y las masas rugen en los estadios con los éxitos de los deportistas populares. Babe Ruth, el legendario bateador de los Red Sox, Danny Coughlin, policía de familia irlandesa de policías y Luther Laurence, criado de raza negra, protagonizan esta historia coral. Nada hay peor en Norteamérica que ser tachado de bolcheviche subversivo, y eso hace el poder cuando los hombres quieren mejorar, sean conductores de autobús, jugadores de béisbol, policías o negros.
Todas las novelas de Lehane (1966) son duras y denuncian abusos, están bien construidas y pobladas de personajes y dilemas morales intensos difíciles de olvidar. Cualquier otro día es aún mejor que las anteriores y es más que una novela negra. Se trata de un cuadro lleno de vigor que denuncia la ambición personal a toda costa, y alaba la amistad, el trabajo y la familia y donde las cosas pasan por todas partes, un garito del hampa, el diamante de un campo de béisbol, un despacho o una cena familiar. Hay de todo, amor, violencia, crónica social, odios y venganzas, mucho racismo, actos de solidaridad y lamentables fracasos personales. En esos días que vieron el ascenso del sindicalismo, el nacimiento del FBI, la antesala de la Ley Seca y hasta bombas de anarquistas, Danny Coughlin representa la épica de la honestidad, la fidelidad al propio corazón por encima de las conveniencias, la ingenuidad de creer que la vida es una pelea justa donde basta tener razón.
Lehane tiene un talento poco frecuente para las atmósferas, las emociones, los hechos plásticos, y su lectura es una experiencia de todos los sentidos en cuanto consigue hacernos oler y palpar lo que está contando. Un libro memorable en la mejor tradición norteamericana, con ecos de Steinbeck, con lo mejor de Ellroy y sin sus defectos y con diálogos y escenas dignos de McCarthy y Tom Wolfe.
Me gustó Mystic River (aunque menos que la peli) y mucho menos Shutter Island. Y ésta de ahora mucho más que la primera.
Hola Javier, ha leído Ud. "Los renglones Torcidos de Dios"? en caso afirmativo que puede decir sobre los inquietantes paralelismos con Shutter Island? si la respuesta es negativa le recomiendo su lectura.
Aunque no acostumbro a comentar, soy lector habitual y tomo su rincón como punto de referencia en la búsqueda de nuevas lecturas porque he comprobado que solemos coincidir en opinión respecto a los libros que me hemos leído, especialmente en novela negra.
Un saludo