Aliide e Ingel son hermanas y aman al mismo hombre, Hans, que se casa con la segunda. Su país, Estonia, sufrirá a lo largo del pasado siglo la invasión alemana y la dominación comunista rusa. Ingel deberá huir del país con su hija.
En el presente, Zara es una joven rusa que emigra a Alemania en busca de empleo y cae en las manos de una red de tráfico de mujeres. Consigue escapar y aparece, no por casualidad, en casa de Aliide, ya una anciana.
Purga llega a nuestro país con aureola de fenómeno literario. Se trata de una dura historia de supervivencia, miedo, silencio y humillación, un relato sobre el totalitarismo comunista completado con el drama de la explotación sexual. Rivalidades, traiciones, revelaciones y actos vejatorios van trazando una historia terrible que va revelándose poco a poco, con buen ritmo y estilo directo, de la mano de tres narradores que se relevan en capítulos cortos alternando presente y pasado.
El libro no está a la altura de la propaganda que ha recibido. Despierta interés saber en qué quedará la relación entre ambas mujeres, pero llegado un cierto momento, la historia deja de ofrecer un aliciente intenso. No sorprende lo que se es capaz de hacer por amor ni hay nada nuevo en el enorme daño que unos seres humanos pueden hacer a otros. Oksanen no abusa de las descripciones degradantes pero algunas son crudísimas.
Esta finlandesa (1977, ropa negra y rastas violetas) ha convertido su tercera novela (primero una obra de teatro) en un momentáneo éxito de ventas. Su valor intrínseco, en realidad discreto, terminará poniéndola en el lugar que le corresponde. Digo yo.