Antes de pasar a otra cosa, les amplío el comentario de este libro de Marías, para aclarar mejor a qué me refería en la entrada que le dediqué.
Algunos de sus contenidos:
• Se lamenta de la pobreza actual de la gama de insultos (“El español es todavía colérico y digno, altanero y camorrista, displicente y valentón, y le gusta mucho decir la última palabra”).
• Hay ejemplos hilarantes de malas traducciones: un corresponsal en París de TV habla de “buque emisario” (Bouc émissaire = chivo expiatorio), o en una peli Holy Ghost se traduce como El Santo Fantasma (en vez de Espíritu Santo).
• Políticos, periodistas y escritores son llevados al paredón con idéntica vehemencia, pero la palma se la llevan los primeros. Ejemplo: Folleto Junta de Andalucía, 71 págs para propiciar “el conocimiento de la perspectiva ecofeminista y potenciar el lenguaje periodístico desde una perspectiva de género medioambiental”. Boabdil, por ejemplo, pasaría a haber oído de su madre cuando perdió Granada: “No llores, porque no tienes motivos para ello”.
• En sus Guías para detectar farsantes y cursis, recoge expresiones que tampoco soporta: En clave de, puro y duro, letal, visionar, el uso de la 2ª persona para dirigirse a un fallecido, todos somos + colectivo maltratado, una obra coral, mestiza, urbana o necesaria.
En fin, que si les gustan este tipo de cosas, disfrutarán.
Un comentario en “Marías: Lección pasada de moda. Y II.”