Soy fiel a Forsyth desde mi adolescencia, es como un viejo amigo.
Esta vez se trata de capturar a un predicador yihadista que provoca asesinatos de infieles con sus encendidos sermones difundidos por internet. El asunto resulta muy conocido: 1) organizaciones de inteligencia que operan sin límite para oponerse al 2) yihadismo ultraviolento.
Forsyth se apoya en sus puntos de siempre: centrar la historia en las personas, presentarlas con una buena caracterización; cuidar los detalles (armas, médicos, informática, organizaciones militares y de inteligencia, etc); dotar a la historia de una estructura ágil y clara.
El planteamiento es lo mejor. El desarrollo es excesivamente detallista y se hace algo pesado, dado que no hay incertidumbre sobre cómo va a terminar la caza.
Da miedo ver todo lo que se puede hacer en la sombra, aunque lo hagan los buenos. Está contado con tanto detalle que uno tiende a pensar que puede ser verdad. Drones, espionaje informático, seguimientos.
La novela es entretenida aunque parece un poco de fórmula, de receta, y es menos vibrante y original que sus mejores libros.