a) 1922. Bill Taylor es un famoso director de cine que es asesinado en Los Ángeles.
b) 1967. Cuarenta y cinco años después, el también director King Vidor investiga esa muerte que nunca llegó a esclarecerse. Resuelve el asesinato pero decide renunciar a su propósito inicial, hacer una película sobre la cuestión.
c) 1986. Sidney Kirkpatrick quiere escribir un libro sobre Vidor y se encuentra, entre su documentación, la investigación que llevó a cabo en 1967. Un elenco de asesinos es el relato de los seis meses de pesquisas que llevaron a Vidor a saber quien mató a Taylor.
Taylor aparece inicialmente como un vividor mujeriego que no hace ascos a la droga. Los fiscales, la policía, los estudios cinematográficos y la prensa tienen sus propios intereses particulares en la cuestión y el asunto queda sin cerrar. La realidad final resultante es mucho más compleja que lo que parecía en los inicios y constituye una auténtica crónica negra de los últimos años del cine mudo.
El libro se lee como una novela y está contado con rigor y apasionamiento. Desde la mitad están todas las piezas sobre la mesa y Vidor las irá colocando en distintas posiciones hasta lograr un dibujo final con sentido. La verdad no está muy lejos de la imagen tópica de la escandalosa Hollywood babilónica de excesos y extravagancias.