He oído a muchos contar su mili, pero lo que llega a ver un escritor y su capacidad de expresarlo supera con mucho el relato oral más detallista y divertido.
Estoy feliz de no haberla hecho y es un tema que no me interesa especialmente, pero me ha gustado ver tan bien expresadas unas valoraciones con las que coincido en lo esencial.
1979, 24 años, País Vasco. MM escribe estos recuerdos 14 años después, cuando ya no pueden herirle (los recuerdos) y ha dejado de soñar con ellos. Se ve que lo pasó realmente mal y se ceba.
MM toma posiciones y arremete sin piedad desde la línea uno. Llega a resultar repetitivo y puede que exagere un poco en su ajuste de cuentas emocional, pero no se puede decir mejor:
La repetición exhaustiva y unánime, en un lugar cerrado, de una cadena de actos que se justifican por sí mismos en virtud de una lógica inflexible, pero sin ningún vínculo con las realidades del mundo exterior, sume a quienes los practican en un espejismo de intemporalidad, en un estupor gradual de la inteligencia, atrapada ella misma en los automatismos rituales a los que al cabo del día no escapa ningún gesto, incluso ningún sueño ni deseo.