[ Reseña publicada en Aceprensa el 7 de enero de 2016 ]
Escrito entre enero y mayo de este año, este diario recoge el último invierno de la autora en Nueva York. Diplomada en nada y amateur en todo, como dice de sí misma, esta polifacética escritora gaditana (1962) afronta su verdad sobre el escenario donde ha pasado muchos meses del último decenio de su vida.
Describe una megametrópoli económica y cultural que es percibida a la vez como campeona del individualismo y de la indiferencia hacia los demás, con una frialdad en las relaciones humanas algo difícil de superar para una mujer simpática y comunicativa del sur de España. Sostenida por el amor a su marido (al que rinde extenso homenaje), el recuerdo de su familia y amigos en su país (muchos) y de algunos en NY (pocos), los días transcurren en paseos, asistencia a actividades y horas de trabajo creador. Ninguna extravagancia llama la atención en las calles neoyorquinas y da muestra de ello con muchas de las fotografías que ilustran este diario, todas hechas por ella y muchas de calidad superior a lo esperable en un aficionado.
Su habitual inclinación al humor (“su oficio, su escudo, su asidero”), muy presente en sus artículos periodísticos y libros juveniles, y menos en sus novelas más realistas, no es la nota dominante en estas páginas. Le pesan el frío, la aspereza y el racismo, pero enfrenta la realidad con sentido común y gracia, como cuando comenta los desfiles de moda femeninos o describe la tarjeta de crédito como “el rayo paralizador contra toda desconfianza americana”. La comida casera o fuera del hogar, el jazz en directo o la música enlatada, las lecturas y el cine, son frecuentes comentarios normales en las entradas, que también abordan, con sencillez, asuntos más personales como la ausencia del padre, sus aprensiones y cambios de humor o las luchas contra la vagancia y el insomnio.
Lindo muestra como NY es muchas ciudades en una, embaucadora y cutre, inolvidable y dura, glamourosa y mítica y, a la par, consentidora de diferencias sociales insoportables. La escritora firma un libro de muchas facetas, un autorretrato con referencias personales pero también literarias, cinematográficas y visuales, un documento moderadamente íntimo de escritora madura y poseedora ya de un estilo seguro y firme.