Ya sabemos lo que vamos a encontrar. Historias largas, bien estructuradas, con clímax (varios) bien repartidos y un montón de pistas falsas antes de llegar al final del recorrido. Las novelas de Nesbo son intensas, con violencia dosificada pero fuerte y con personajes bastante extremos, empezando por el mismo Harry. Sigue gustándome más Petirrojo, la primera que leí (tercera de la serie pero la primera que salió en España). Todas son buenas, incluida esta octava. Si no se han leído las anteriores hay cosas que se pierden. Aún pendientes Fantasma (9), Policía (10) y La sed (11), que acaba de salir.
El problema de estos libros, partes de una larga serie, es que es inevitable caer en repeticiones, incluso para una mente tan fértil como la del noruego, siempre capaz de sacar de la chistera psicópatas cada vez más torturados (y torturadores). En algún momento me he perdido un poco con la trama y la parte media se me ha hecho larguilla.