Conozco a Jaime García-Máiquez de nuestra época universitaria. Leo ahora por primera vez unos poemas suyos. Es estupendo cuando algo quieres que te guste y además te gusta. Oh, mundo, del 2012, habla de su vocación de escritor (“El sitio”, “Mi opinión”), de la relación con los demás (“Perdón”, ”Sucede”), de Dios (“Tentación en el desierto”) y de más cosas. He señalado los poemas que más me han gustado y he capturado con mi móvil. Hablar limpio, poesía de la cotidianidad, sencilla y clara. En el prólogo dice que a veces hay que oscurecer un poco las cosas para verlas: al lector se le dan mascadas, seguramente por el trabajo que hay detrás.
Contarse a si mismo, ¿no es siempre el asunto central del poeta?: Un cuerpo en calma para un alma en vilo, mirándole la cara a lo absoluto; a las grandes preguntas siempre daba, sonriendo, respuestas muy pequeñas.
El otro poemario, (Grosso modo, un año anterior), me ha gustado menos. Lo firma con seudónimo y son versos rimados. López de Artieta reniega de una bohemia inútil y achaca su malditismo a un cóctel de fe católica, espíritu reaccionario y poca simpatía por la democracia.
Es la primera vez, si no recuerdo mal, que leo poemarios en sus ediciones originales. Hasta ahora sólo me había atrevido con antologías. Resultado: 1, se acaban antes; 2, los poemas verdaderamente destacables resaltan con más facilidad.