Gifford

Me preguntan por Barry Gifford, norteamericano, publica en Anagrama en España.

Sólo leí por encima hace tiempo Corazón salvaje, y esto es lo que recuerdo:

Sailor acaba de salir de la cárcel y Lula se reúne con él. Se largan por ahí en coche. Marietta, madre de Lula, pide a Johnnie, un amigo detective, que los busque.

La novela es una sucesión de:

Las historias y recuerdos que intercambian Lula y Sailor
Los relatos que escribe Johnnie
Noticias y anuncios de la radio
Letras de canciones

El sur violento y primitivo de USA. Personajes primarios y algo salvajes. Aparece Perdita Durango. Bastante sexo. Todo muy barriobajero. Sólo diálogos.

No le veo mucho interés.

Charlotte Carter

Ivy y Woody son tíos abuelos de Cassandra y forman una familia negra acomodada, pero que no olvida sus orígenes y lealtades. Un amigo de su anterior barrio les habla de su nieta desaparecida y deciden echarle una mano, aprovechando los contactos de Woody, antiguo recaudador de un gángster, con algunos políticos y policías. Acaban de asesinar a Martin Luther King y el ambiente universitario de Cassandra está revuelto. Lo que empieza como un inocente pasatiempo de unos investigadores aficionados, acaba convirtiéndose en una fea historia de abusos a menores, prostitución, asesinatos y policías corruptos.

La novela es breve e intensa y está construida a modo de puzzle. Lo mejor es la fuerte personalidad de Cassandra y de sus parientes, que conducen las indagaciones con tenacidad, imaginación y no poca valentía. Cass va narrando todo en primera persona, de forma directa y natural, mezclando los hechos con la descripción del ambiente social racista y revanchista y con la confesión de sus propios temores y problemas personales. No hay pasajes escabrosos ni descripciones desagradables, pero eso no oculta la sordidez de todo el asunto. La sombra de la revolución sexual está presente.

Carter (Chicago, 1943) tiene una serie dedicada a otro detective y Arde Chicago es el primer libro protagonizado por Cass Lisle.

Cobra

Política ficción. Una fantasía: dar todo el poder a alguien, sin límite de recursos, sin preguntas, para que haga desaparecer el negocio de la coca en el mundo. La cuestión es si el gobierno de USA está dispuesto de verdad a llegar hasta el final y asumir todo el coste.

Tenemos a dos personajes de anteriores novelas de Forsyth embarcados en la ambiciosa misión. El resto es el conocido oficio del escritor inglés: cambios de escenarios, múltiples acciones y personajes, acrónimos por todos lados, detallada descripción de todo tipo de armas y un conocimiento milimétrico del imperio de la droga. La novela va a mil por hora. Me ha parecido que los personajes están poco trabajados y todo se reduce a una espiral de hechos supersónica con poco elemento humano. De todas formas, es entretenida.

Forsyth sigue lejos de sus mejores libros y ya sólo le sigo por una especie de lealtad sentimental. La ficción de intriga criminal va desde hace años por otros derroteros mucho más duros (Ellroy, Winslow), con personaje más trabajados (Baldacci) e historias más complejas (Connelly).