Connolly, el 9

Novena entrega de la serie Charlie Parker.

a) Ex-militares de Iraq, suicidios, Trastornos de stress post traumático. Red de tráfico de antiguedades. Una psicóloga que los ha tratado a todos ellos.
b) Los personajes misteriosos de Connolly: el Coleccionista (viejo conocido), un tal Herodes (pavoroso) y otro ser que no se sabe bien a qué mundo pertenece, el Capitán.
c) El trípode que sujeta esta historia se completa con Parker y sus colaboradores.

Connolly siempre juega un poco con lo no natural (creo que aquí la palabra sobrenatural es inexacta): voces, sueños, muertos, criaturas casi demoniacas. En algunas historias viene más a cuento que en otras, y casi siempre logra un efecto aterrador, gracias al equilibrio que logra mantener con el realismo. Cuando este equilibrio se rompe hacia lo irracional, el lector deja de creerse lo que está leyendo, o cambia de registro hacia la ciencia-ficción paranormal. Para mi, en ese momento, lo aterrador pasa a convertirse en patético y gratuito.

Esta vez Connolly está al borde del descalabro narrativo, y se aprovecha de que ya nos tiene muy atrapados con Parker.

De los más flojitos de la serie.

Lindell

Marian Dahle acaba de incorporarse a la brigada criminal de la policía de Oslo. Su infancia difícil de hija adoptada le ha dejado tocada para su relación con los demás, y no será fácil su integración en el nuevo grupo, liderado por Cato Isaksen, pese a demostrar repetidamente su intuición y tenacidad, junto a su capacidad para juntar piezas y adelantarse. Se enfrenta a dos casos, quizás relacionados: la desaparición de un niño y la muerte de una inmigrante ilegal.

La narración es extraordinariamente intensa, tanto en la descripción de la investigación criminal, resuelta en una compleja y sorprendente secuencia de hechos, como en la evolución de las relaciones de Marian con sus nuevos compañeros, especialmente con su jefe inmediato. Hay un buen equilibrio entre los dos ejes de la novela, en la que queda claro desde el principio que la intriga policial no es el único ni principal motor. Una prueba es que el lector suele saber cosas antes que los investigadores, cuando lo normal es que las descubran a la vez. La autora esquiva el fácil reclamo de la violencia explícita y brutal y trata sin detalles los elementos más morbosos de algunos momentos de la trama. El estilo es cuidado y muy atento a lo psicológico, sin descuidar los hechos.

Continuar leyendo «Lindell»

Una novela criminal

Giancarlo di Cataldo es un juez que vive en Roma y escribe historias criminales. Romanzo criminale es un ambicioso intento de poner al descubierto las intrincadas conexiones entre los verdaderos hilos del poder. En el centro, la banda della Magliana, que operó en Roma entre los años 1997-1992, hechos en los que se inspira la novela. Ellos controlan la calle (drogas, armas, prostitutas y juego). Son asesinos iletrados en busca de dinero y placer. Tienen contactos con la Mafia y la Camorra, con polis corruptos y con la masonería. Odian la política pero están más cerca de la ultraderecha fascista que de los rojos terroristas, primera preocupación del Estado. Frente a todo esto, un juez y un poli.

La historia está bien y no decae, pero no hay apenas un solo valor positivo. Todo lo poco bueno (amistad, lealtad, amor, honor, respeto) termina manchado por las pasiones, las venganzas, la traición y la locura. El libro es duro, aunque no excesivamente explícito. Los personajes están muy bien trazados.

En Italia se rodó una serie televisiva de éxito basada en la novela.