Pelecanos

Estupenda esta novela de Pelecanos, me reafirmo es que es de los americanos vivos de novela negra que más me gusta. Todo lo que ocurre, lo que se dice, lo que se piensa, es tan real y vivo que parece periodismo. Pero no lo es. Pelecanos se mueve como pez en el agua en el mundillo de la delincuencia en Washington D. C. El bisnes. En esa ciudad parece muy importante el color de la piel de las personas, y esto es un tema recurrente en Pelecanos. También está la cuestión de la libertad, y el escritor opta acertadamente por mostrar personajes que eligen, por encima de las circunstancias en las que están metidos.

El jardinero nocturno es un asesino reincidente que lleva años sin actuar. Un nuevo cadáver (negro) hace pensar en él y se ponen a ello dos ex-polis (blancos), para los que ser policía no es un trabajo sino una vocación, y un detective en servicio (blanco, pero casado con una mujer negra). Además están las tramas de dos aspirantes a delincuentes y la de un chulo y su chica que se cargan a un árabe.

Hay un poco de luz en todo este panorama: el valor de la familia, el sentido del trabajo y, como decíamos, la posibilidad de elegir. Pelecanos no se ceba con la violencia ni con el lenguaje, y los pasajes con contenido sexual son pocos y breves pero explícitos.

Bartlett

Ritos de muerte. A raíz del artículo que preparé a principios de año sobre novela negra, sigo poco a poco rellenado lagunas. Ha sido el turno de Alicia Giménez Bartlett, que lleva varias novelas protagonizadas por la inspectora Petra Delicado (Barcelona). En la primera presenta a su personaje, y a su ayudante (que no sé si sigue en las siguientes), enfrentados a un feo caso de violador reincidente. Ella es una intelectual con poca experiencia de calle y él un poli casi jubilado. Lo mejor del libro es la relación entre ambos.

«La vida es tan fea…» dice casi al final Petra. El fondo de la historia es tan negro como los hechos que se cuentan. Petra tiene en contra a sus dos ex-maridos, a los delincuentes, a las víctimas y a sus familias, a sus jefes, a algún compañero, a los periodistas; además debe vencer la hostilidad hacia una mujer en un trabajo de hombre. Una carrera de obstáculos.

No está mal la novela, aunque un poco vista toda la cuestión de lucha de sexos y muy endeble la interpretación social del delito. Está escrita correctamente y con un perfil no excesivamente duro.

King y Maxwell de nuevo

Tercera novela de Baldacci protagonizada por Sean King y Michelle Maxwell. Investigan un cadáver que aparece en un centro de cerebros matemáticos que investigan sobre ordenadores cuánticos. Enfrente hay un campo de formación de élite ultasecreto de la CIA. El FBI y la DEA también andan por ahí, en una turbia nebulosa de intereses y métodos poco limpios. Mapas, túneles, tesoros, códigos nazis, espías, torturas, conspiración, drogas… a Baldacci se le va un poco la mano esta vez.

Sólo la historia de la investigación sobre la infancia de Michelle aporta un poco de entidad emotiva en un thriller hipertrofiado de acción. Todo muy llevadero, como siempre en este autor, en violencia y demás. Además, no me acordaba de nada de las anteriores andanzas de los dos investigadores, pues entre medias Baldacci ha introducido varios episodios del Camel Club. De todas , aunque lejos de sus mejores libros, es entretenida.