Otoño 2015. No ficción

CAPITAN• El Gran Capitán. Larga biografía de Ruiz-Domènec sobre el célebre militar. La busco tras una visita a San Jerónimo en Granada, donde está enterrado, acompañado de un amigo entusiasta del personaje y de la época. Es un libro serio por el que me decido desechando un par de novelas históricas que también encontré fácilmente. Sólo me salto la tercera parte, 300 págs dedicadas a seguir el rastro del GC tras su muerte en la literatura y en la opinión. Un estudio riguroso, equilibrado, clarísimo distinguiendo historia/leyenda. NOTABLE.

• El balcón en invierno es una especie de libro de memorias de Landero. Su vocación a las letras, personajes de su familia e historias de su infancia. Una mirada atrás con cosas interesantes y muy bien contadas. Mejor que todas las últimas novelas que ha escrito. BIEN.

Dos libros de golf. Un curso general de Dede Owens y un libro sobre el pateo del maestro Stockton. Los dos bastante buenos. El primero toca todo -es decir, demasiado- pero aporta y explica bien algunas cosas no fáciles de explicar. Los dibujos y esquemas son de los más claros que he visto en este tipo de obras. El segundo justifica todo lo que a él le ha ido bien. BIEN los dos.

Los extraños. Valero

VALERO_ExtrañosPrimer libro de prosa del poeta ibicenco. Rescata de la memoria las historias familiares sobre cuatro de sus antepasados, “extraños que han habitado, con su vida y poderosa ausencia, la casa familiar”.

Recuerda y ordena todo lo que había oído, investiga y sigue sus rastros, examina documentos y reconstruye sus perfiles biográficos. La cercanía del cariño se impone a lo lejano de los recuerdos, indirectos además, y queda compuesto un cuadro interesante y completo. Los cuatro vivieron alejados de la familia, por oficio, por personalidad o por circunstancias. Abuelo y tres tíos abuelos; militares, jugadores de ajedrez, bailarines o pilotos exiliados.

El estilo es cuidado y agradable, de largas frases con buen ritmo.

Fouché. Stefan Zweig

ZWEIG_FouchéApasionante retrato de la erótica del poder. En 1790 profesor en un seminario, en 1792 saqueador de iglesias, en 1793 comunista,  cinco años después multimillonario y otros diez años después Duque de Otranto. En todas las salsas, siempre la main dans la pâte: Revolución (Convención), Directorio, Consulado, Imperio y Monarquía. Siempre por encima de sus oponentes: Robespierre, Napoleon o Talleyrand.

Diplomático, artista de manos ágiles, palabras vacías y fríos nervios. Hombre poderoso, singular, encontró poco amor entre sus contemporáneos y aún menos justicia en la posteridad. Maestro del saber callar, de la ocultación y de la observación de las almas. Resistencia contra el lujo y el boato, capacidad para saber ocultar la vida privada y los sentimientos personales. Nunca titular visible del poder y, sin embargo, tenerlo por completo. Tirar de todos los hilos sin pasar jamás por responsable. Rostro feo y repelente, voz quebradiza. Donde es más fuerte es en su escritorio, en la sombra. Espiar. Audaz valor y absoluta falta de carácter e imperturbable falta de convicciones. Demoníaco, maquiavélico, acrobático. Intrigante y conspirador nato.

Traidor, miserable, puro reptil, tránsfuga profesional. Siempre se deja abierta la retirada. Sólo conoce un partido al que es y será fiel hasta el final: el más fuerte, el de la mayoría. Un botón de muestra: cuando Napoleón hace matar al Duque de Enghien, Fouché comenta: “fue más que un crimen, fue un error”.

El personaje más interesante de su siglo desde el punto de vista psicológico. Gran inteligencia y gran capacidad de trabajo. Desfachatez: nunca abandona traidoramente de forma lenta y cautelosa. Se marcha en línea recta, a plena luz del día, sonriendo fríamente.

Una época interesantísima y un personaje único.