Domingo Villar

Según acabo de enterarme, el debut de Domingo Villar en el 2006 con Ojos de agua fue sonado. Premios en España y fuera, y seis ediciones desde entonces. No la he leído pero sí la segunda, también protagonizada por el inspector gallego Leo Caldas. No hay casi acción. La investigación sobre el asesinato del pescador avanza al paso del modo de responder gallego. Es decir, lentamente. Pero esto está bien, los protagonistas son gente sencilla, lacónica y sentenciosa, dispuestas a creer en fantasmas y supersticiones. El libro es una sucesión de interrogatorios que terminan cuando la verdad se abre paso. Como en otros crímenes, se encuentra en el pasado. Un poco lenta, pero bien escrita y sin episodios desagradables ni truculentos. Nada chirría. Hay unidad y coherencia. Paralelamente a las pesquisas se va desarrollando la historia personal de Caldas y hay muchos párrafos dedicados a Galicia, y a las faenas de pesca.

Le veo futuro.

Yo, Aníbal

Un amigo de confianza (también, en este caso, para libros) me recomienda la trilogía de Posteguillo sobre Escipión el Africano. Afortunadamente «está» en word «por ahí» y no tengo que comprarla.

Para ambientarme, me apresuro a terminar una lectura atascada Yo, Aníbal de Eslava Galán. Como autobiografía novelada no vale mucho, falta pasión y ritmo, pero como visión general del periodo puede valer. Aníbal fue el único enemigo a la altura de Roma. Roma y Cartago no merecieron a Escipión y al Barca. La cosa militar está bien contada aunque es un poco repetitiva.No me olvido de que tengo aún pendiente el 7º de la serie de McCullough, Antonio y Cleopatra.

Les contaré.

Kalashnikov

Hace tiempo que no leía un libro tan malo, chapucero y descuidado. No es que Vázquez Figueroa sea precisamente de mis autores de cabecera y esperara mucho, pero le respetaba porque leí hace muchos años Tuareg, que me pareció (y me parece) una digna novela de aventuras. La confluencia de los astros ha puesto en mis manos su último libro, Kalashnikov. Un cazador de elefantes es contratado por unos eurodiputados (o algo así) para asesinar al jefe de un ejército-banda de Uganda. Coltán, tráfico de armas, niños con Kalashnikov, niñas esclavas sexuales.La familia de los traficantes de armas es inverosímil, la camaradería entre el cazador y su colega da grima (son dos machotes vulgares y chuscos), la inserción de parrafadas y documentos para explicar lo que pasa rompe continuamente el ritmo. En fin, un petardo. Y, encima, los personajes dicen de vez en cuando «harto difícil», «asaz» o «vive Dios que..». ¿Conocen a alguien que hable así?Una mala novela sin ninguna exigencia literaria y ni siquiera entretenida. Por no hablar de la cantidad de tacos y detalles obscenos.