Delibes. Pegar la hebra

DELIBES_HebraEn contra de lo que pueda parecer, tengo una biblioteca (de papel) reducidísima. Son circunstancias. Entre ese puñado de libros están los tomos de Obras Completas de Delibes, siete, que sacó hace unos años el Círculo de Lectores. Estupenda edición. Mi propósito es releer sus 20 novelas, o la gran mayoría de ellas al menos. Los libros de caza me superan un poco. Este verano he empezado con el tomo memorialístico y con sus libros periodísticos. No tienen desperdicio.

Pegar la hebra (1990), el tercero de sus cuatro principales recopilaciones de artículos, reúne una treintena de piezas sobre sus temas de siempre: naturaleza y caza, periodismo, libros, amigos, cine, la vida misma, fútbol, recuerdos. Las personas que nos rodean, nuestros intereses y el valor que damos a cada cosa, son algo que nos retrata. En estos textos vemos otra vez al escritor de magnífica pluma y vigorosa argumentación, pero sobre todo a la persona. He disfrutado mucho con esta lectura, casi tanto como, en otro tiempo, con la de la mayoría de sus novelas.

Advierto que los responsables de esta edición han optado por ordenar los artículos por temas, no por recopilaciones publicadas. A mi me ha parecido más entretenido y variado leerlos como los agrupó el autor. Solo así por ejemplo, en mi caso, podría hacer pasar los de asuntos que me interesan muy poco (caza, naturaleza, fútbol).

Mimoun, de Chirbes

Maquetaci—n 1Mimoun es la primera novela de Chirbes, de 1988. El tenía cerca de cuarenta años y Carmen Martín Gaite animó a Herralde a leer el manuscrito. Quedó finalista del premio de la editorial de ese año y fue publicada por Anagrama.

Manuel es un profesor universitario que llega a Fez, más o menos con el propósito de terminar una novela. Se aloja en Mimoun, un pueblo cercano, donde se dedica a beber, fumar hachís y a acostarse con personas de ambos sexos. Conoce a varios personajes, en procesos autodestructivos similares al suyo, de los que no termina de saber todo. El ambiente decrépito del pueblo, la calima y las actividades fantasmales, sospechosas y algo criminales que le rodean, van minando su débil personalidad a la deriva y terminan por espantarlo en un momento de lucidez autodefensiva.

Las ciento cincuenta páginas de esta siniestra y ambigua historia se pasan volando. Chirbes no escribía entonces tan bien como ahora pero sí ya muy bien. No me parece de sus mejores libros.

Atxaga. Días de Nevada

ATXAGA_NevadaEl escritor guipuzcoano vivió en Reno con su familia de agosto de 2007 a junio de 2008. Esta estancia como visiting writer, auspiciada por el Centro de Estudios Vascos, estuvo poblada de lecturas, recuerdos, amistades, sucesos, visitas y evocaciones. La escritura de todas ellas está recogida en esta miscelánea de apuntes.

El hilo cronológico de sus anotaciones no la transforman en un diario, pues mucho de lo narrado ocurrió en otras épocas. El desierto de Nevada (caballos salvajes, viudas negras y reservas de indios), sus minas, sus casinos y sus gentes, nutren buena parte de las historias: la grabación de The Misfists (Houston, Marilyn), los combates de Uzcudun o los récords de velocidad de Fossett. Los recuerdos familiares otras tantas, como la muerte de sus padres o la del primo autista de Atxaga. El presente aporta la guerra de Irak, la aparición de Obama en el escenario político o, más localmente, la preocupación de todos los padres por la presencia en el campus de Reno de un agresor a jóvenes. A todo esto se suman el relato de un sueño, de un cuento leído en una revista o las llamadas telefónicas a su madre. Un libro poliédrico, fuera de géneros, que constituye a la vez la crónica de un viaje exterior y una indagación en la memoria.

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