Las Memorias de Alberti

ALBERTI«Mi locura por el vocablo bello. La belleza formal se apoderó de mí hasta casi petrificarme el sentimiento tanto o más que un poema me cuesta una simple página en prosa. Todo me sale demasiado rítmico. Batallo porque no sea así. Corrijo, deformo una frase para que no haga verso».

El estilo de Alberti es delicioso y se leen con gusto estos recuerdos de infancia y juventud. Estos dos primeros libros de La arboleda perdida recorren desde su nacimiento hasta la república, 1902-1931. El primero lo escribió en París con 36 años y el segundo lo terminó en Buenos Aires con 57, en 1959.

Hay muchas cosas:
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Muchnik. Memorias I

MUCHNIK_Memorias_1Primer volumen de las memorias editoriales del argentino Muchnik. Interesantes, entretenidas en todo momento y bien escritas. Con buen humor y clase humana, también ante las decepciones profesionales sufridas. Imagen de hombre amistoso y cordial, con capacidad para hacer amigos. Para su ojo como editor basta ver su catálogo, recogido al final del libro. Los capítulos, sin orden, se centran sobre todo en autores y, algunas veces, en otros elementos del mundillo (otros editores, libreros, críticos, etc). Ha guardado documentación (notas, cartas, discursos, etc) de toda su vida de editor, con lo que el texto resulta en todo momento preciso y argumentado (siempre, lógicamente, según su campana).

Terminamos sabiendo mucho de él (judío, políglota, Mozart, la fotografía, la física, su padre) pero sobre todo hay anécdotas significativas de muchos autores importantes (Canetti, Cortázar, Monterroso, Sábato, Chatwin, Green, Maurois, Calvino, Borges, Rulfo, etc), de otros que cosecharon éxitos puntuales (como Mourad, Berling o Bartol) y personajes más desconocidos (para mi al menos) por los que paso a interesarme por su recomendación (véase Isaac Montero o Albert Cossery, por ejemplo).

Una lectura estupenda de la que aprendemos mucho además del trabajo del editor y de otras cuestiones como la televisión, las ferias de libros, los políticos o el nacionalismo.

He anotado, entre otras muchas cosas, buscar una entrevista que le hizo en TV Mercedes Milá a Cortázar el 24.XI.83.

Vila-Matas. París no se acaba nunca

VILA-MATAS_Paris-no-se-acaba-nuncaVila-Matas me parece uno de los escritores vivos más interesantes y originales. En España y en general. Yo sólo pertenezco a la secta de seguidores de modo parcial, pues me abstengo de todas sus novelas.

Ahora he leído ésta de París, que en realidad no es novela, pues debe tener un 95% de autobiografía; y tengo en cartera (en el pen-memory en realidad) sus diarios y parte de sus ensayos. Y no me canso de recomendar su Bartleby. No es un escritor popular ni fácil, es de los de sí o no: si no se engancha, más vale no empeñarse.

Es este libro habla de los dos años que pasó en París (74-75), muy pobre y muy feliz, cuando escribió su primera novela (en realidad, la segunda) y vivió en una buhardilla de Marguerite Duras. Presidiendo su vida, el fantasma de Hemingway.

André Gide decía que un artista no debía contar su vida tal y como la había vivido, sino vivirla tal y como la iba a contar. Y esto parece ser su lema. V-M está enfermo de literatura. Todo lo que le pasa es literario, o lo convierte en literatura, o encuentra precedentes comparables en los libros.

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