Los Inklings

Interesante la lectura de Los Inklings. Me ha servido para conocer más la figura de C.S. Lewis, pieza central del grupo, para saber algo de Charles Williams (aunque sin interés por leerlo), y para admirar una vez más esos estupendos conciliábulos masculinos de que son capaces los ingleses (amistad, intereses intelectuales).

Carpenter recrea esas célebres reuniones nocturnas de los jueves en el Magdalen de Oxford: te y cerveza, chimenea, lectura de textos propios, charlas sobre coinherencia, teología romántica, sagas nórdicas, planes de estudio de lengua inglesa, etc.

Tolkien es un gigante, Lewis un escritor importante y todos los demás del grupo están muy por debajo. Esta lectura es un buen complemento a los libros de ambos, así como a la biografía de Tolkien del mismo Carpenter, y al estupendo Escritores conversos del S.XX de Pearce.

Gibbons

Leo con atencion las cien primeras páginas de La hija de Robert Poste (1921; Impedimenta, 2010), y ya sé hace varias páginas que no me va a interesar, así que la termino en diagonal.

Hasta donde he llegado, Flora acaba de quedarse huérfana con 20 años y es recogida por unos familiares en el campo. Hay algún secreto relativo al padre de Flora. Parece que se trata de una novela humorística, especialmente si se lee en inglés. A mi se me ha escapado todo esto.

Más que si me ha interesado a mi, pueden querer saber si les puede interesar a ustedes. El tema es poco atrayente, los diálogos pesados y los personajes raretes, pero para gustos…

Kitchin

A veces ocurre, pero no es normal que una editorial descubra de pronto a un escritor genial que nunca se había publicado en castellano. Tampoco ha pasado esta vez.

Clifford Henry Benn Kitchin (Gran Bretaña, 1895-1967), vinculado al grupo de Bloomsbury y más conocido por sus relatos de misterio, publicó esta novela en 1924 en la legendaria Hogarth Press de Leonard y Virginia Wolf.

Inglaterra, años veinte, en el paso de la época victoriana a la modernidad. Lydia Clame piensa que «Vivir entre cosas bonitas y gente guapa es con seguridad lo único ideal» y a ese objetivo consagra las innumerables horas libres –todas, en realidad- que le permite su renta anual de 540 libras. No es rica pero sí acomodada, y puede llevar una existencia en sociedad de solterona de treinta años sin más preocupaciones que las de llenar su agenda.

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