El pecho

David Kepesch, profesor de literatura, conocido de los lectores de Roth, aparece un día convertido en pecho. El 50% del tiempo se lo pasa dilucidando si vive un sueño o eso le está pasando realmente. El otro 50% pensando en que sigue queriendo tener sexo.

Kafka y Gógol planean sobre la calenturienta imaginación de Roth para engendrar un producto asqueroso y sucio. No consigo entender qué pretendía con esta historia ni pienso dedicar un segundo a averiguarlo.

Zuckerman desencadenado

Cada vez tengo más la impresión con Roth de estar leyendo siempre el mismo libro. El mismo buen libro, desde luego. En esta ocasión Z ya ha publicado 4 novelas y la útima, la escandalosa Carnovski, ha sido todo un éxito. Ha ganado más de un millón de dólares y le van parando por la calle. Tuvo que aprender a lidiar con la indiferencia y ahora con la fama. Y no le gusta. Se siente perseguido y, en cierto sentido, amenazado. Su libro no ha sido nada bien recibido por el entorno judío (que incluye a su familia).

Si el público, en la novela, se pregunta si Carnovski es Zuckerman, nosotros nos planteamos a la vez si Zuckerman es Roth. La respuesta es naturalmente no. Y naturalmente sí.

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La visita al maestro

A quienes hayan leído Sale el espectro, que ya comenté en una entrada, pueden interesarles los detalles de la visita de Zuckerman a Leonoff, que se cuentan en este otro libro. Muy anterior.

Es una novela sobre la vida de los escritores. O mejor, sobre la no-vida, sobre aquello a lo que renuncian para consagrarse a su imaginación. Viven pobremente en la realidad para gozar de una existencia rica en su mente.

Los escritores buenos suelen ser meticulosos y exigentes. Y también vanidosos.

Esto es Roth, y es Zuckerman, por tanto se abordan, además de la cuestión de la literatura, el sexo, los judíos y la familia.

Hay una reinterpretación cruel de la historia de Ana Frank, que en realidad seguiría viva pero que se mantiene en secreto para seguir alimentando la autolástima judía.