Astillas y cerillas

Una interesante cita sobre el talento y la suerte.

Cree que todos los escritores serios tienen vocación, una especie de llamada mística. Lo que explotan no es su inteligencia, ni su formación, sino un don glorioso que es también una obligación. Y cree que yo lo tengo. Se pregunta cómo no he escrito nunca poesía, piensa que soy un poeta frustrado, y me sorprende recitando unas líneas del único relato mío que ha leído (el único que he publicado por ahora), para ilustrar lo que llama la brillantez yio personal de mis imágenes, mi sentido del espacio, mis aciertos verbales. —Tú sabes hacerlo —dice casi lastimero—. Se pueden pasar años estudiando y no aprender a hacer lo que tú haces. Tú sabes hacerlo desde el primer párrafo de tu primer relato. Y ahora has vuelto a lograrlo. En una semana. Dios santo, a mí me lleva una semana sacar punta a los lápices y asentar el trasero en la silla con comodidad. Te envidio. Eres un instrumento que no da notas desafinadas. Tienes tu camino.
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Cosas agradables de oír, aunque oírselas a él me incomoda un poco. Asimilo los elogios, pero me siento en la obligación de quitar importancia a mi talento. Creo que la mayoría de las personas tienen cierto grado de talento para alguna cosa: formas, colores, palabras, sonidos. El talento anda por dentro de nosotros como las astillas a la espera de una cerilla, pero algunas personas con un don tan grande como los demás son menos afortunadas. El destino nunca suelta una cerilla junto a ellas. No es el momento adecuado, o tienen mala salud, o poca energía, o demasiadas obligaciones. Lo que sea.
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(…) ¿De qué sirve tener un as si todas las otras cartas que tienes son muy malas?
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(…) Totalmente imbuido de la convicción de que lo que escogemos nosotros no está más allá de nuestras fuerzas, le conmino a que vuelva a escribir otra vez, a que lo saque de dentro, a que no permita que nadie le desanime. Al fin y al cabo ya terminó los cursos de doctorado; su vida es lo que él quiera hacer de ella; ya ha aprobado todos los exámenes que se le exigían. Me siento con esa confianza insoportable que da un pequeño triunfo.

[Fuente: En un lugar seguro (1981), Wallace Stegner]

En un lugar seguro

Bonita novela.

Sid es un profesor universitario que lo que quiere realmente es escribir. Sensible y muy generoso. Charity es su esposa, una mujer apabullante, socialmente hiperactiva y tan generosa como su marido. Son ricos.

Larry también es profesor de literatura en la universidad y tiene cierto éxito escribiendo. El y Sally intentan abrirse paso en la vida. Son pobres.

El libro es la historia de la larga amistad entre los dos matrimonios y también del desarrollo de las dos familias. Son personas con inquietudes sociales, con sensibilidad cultural y artística y con un hondo sentido de la lealtad.

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Trevanian

Me preguntan por Trevanian. Tiene poco interés.

Lei La sanción de Eiger en 2006 y tenía esto por ahí.

Jonathan Hemlock tiene dos rasgos predominantes: uno, ama el arte por encima de todo y no se conforma con mirar cuadros sino que quiere coleccionarlos y, dos, no tiene conciencia, no ha desarrollado ningún sentido de la culpabilidad. Lo segundo le permite hacer cualquier cosa por conseguir dinero para comprar telas valiosas. Esta cualidad es aprovechada por un secretísimo servicio de espionaje norteamericano que lo emplea para cometer asesinatos. Los llaman sanciones, y se trata de eliminar a quien, a su vez, haya eliminado a algún agente del propio servicio. Hemlock es profesor de Universidad, toca el piano y escala montañas y la única norma de conducta que acepta es la lealtad hacia un amigo. No pierde ocasión de mostrar su inteligencia y llega a cansar con el derroche de ingenio que vierte en cada diálogo.

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