Si mi propósito es leer sólo de vez en cuando poesía en castellano y sólo la mejor (es decir, antologías), ¿qué hago leyendo a una escritora polaca? Pues no porque sea Premio Nobel, sino por lo mucho que me gustaron sus Lecturas no obligatorias, de las que tengo pendiente leer el segundo volumen.
Lo cierto es que sólo me han gustado algunos pocos poemas o versos sueltos de este libro. La autora tiene cosas que decir y es valiente y certera. Nada de expansiones sentimentales ni circunvoluciones íntimas. Habla de cosas concretas, de su sociedad. Denuncia, defiende e increpa. Seguramente me estoy explicando mal porque no es poesía social ni panfletaria. Los juegos de palabras, pese al seguro esfuerzo en la traducción, resultan tontos en castellano. Hay muchas ideas sueltas originales aunque yo, sobre todo, estaba deseando terminarlo.