Agosto 2015 (2 de 3). Reincidencias

CUNQUEIRO_SochantreChirbes, La caída de Madrid, en su línea. Buena novela pero no tanto como las dos últimas. Muchas visiones del mismo momento, el futuro ante la muerte de Franco para jóvenes y mayores, simpatizantes y detractores, personajes de diferentes clase sociales e ideologías. Crudeza sexual. BIEN.

• De Delerm ya leí algo hace años y ahora me entretengo un rato con El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres. No está mal pero es pobre como visión de la vida: pequeñas posesiones y momentos culinarios elevados exageradamente de categoría. Siempre la misma idea, y puede que algunas de esas cosas ni siquiera te gusten. APROBADO.

• Y Keret, El hombre sin cabeza. Ya sin la sorpresa que me produjeron los relatos anteriores. Estos son de menos categoría aunque algunos brillan. Tengo en reserva las otras colecciones traducidas al castellano. Juega a la sorpresa, al desconcierto. Siempre algo nuevo, nunca has leído nada igual. Desbordante imaginación, coloquial, directo. A veces toques fantásticos, pero te los hace pasar. BIEN.

• Me han gustado Las crónicas de Sochantre y su carroza funeraria, aunque menos que el de Merlín. Riqueza verbal, mezcla de géneros, el tiempo congelado. Cunqueiro es único y minoritario, una explosión verbal al servicio de una imaginación y una erudición infinitas. Un escritor de primera con el que seguiré. Sorpresa en cada página, tono guasón, alejado del realismo (pero con medida). Mito y realidad, mundo gallego, griego y materia de Bretaña, las mil y una noches regadas de vinos y mariscos de su tierra. NOTABLE.

• Última reincidencia: Gardner, El arte de la ficción. Me ha gustado menos que el otro del que les hablé. Aquí está más académico y, a la vez, más confuso. Su tono es suficiente y perdonavidas. Cosas aprovechables pero cansado. BIEN.

Un buen hijo. Bruckner

BRUCKNER_Buen_hijo“Crecer es inventar la propia vida: envejecer es reducirla a algunos elementos anteriores”. Bruckner arremete con violencia contra los fantasmas de su pasado familiar e indaga en este libro memorialístico en la filiación y en la paternidad. El controvertido ensayista francés (París, 1948) arranca sus recuerdos en el momento en que se rompió la confianza ciega que se establece entre un hombre y su padre. Recorre una infancia dolorida con un progenitor violento y despótico, que engaña y maltrata a su mujer. Un relato estremecedor de violencia conyugal con el ingrediente de la asombrosa sumisión de la madre. Luego vendrá la cuestión del antisemitismo y racismo general del padre y su colaboración con el régimen nazi. ¿Se puede querer a alguien así? Es el grave conflicto que aborda este crudo y desasosegante relato de formación, cuya conclusión será aún más confusa por la bomba final.

Un buen hijo es una investigación sobre el resentimiento, un balance sobre lo que ha perdonado y lo que no, una vez fallece su padre en 2012. Paralelamente al crecimiento de este odio, el autor nos cuenta sus años de formación. Lecturas, pérdida de la fe, inicios sexuales, izquierdismo, mayo del 68, Sartre y sus otros padres, la vocación de escritor, etc. El libro combina un estilo de autobiografía y ensayismo, en el que los recuerdos alimentan ideas, y al revés. Se muestra negativo hacia la educación católica recibida en Lyon y confiesa una fe reducida a emoción estética.

Un hombre al margen. Postel

POSTEL_Hombre-margenDamien North es un profesor de universidad que vive solo desde hace diez años, cuando murió la mujer con la que convivía. Es un hombre tímido, inseguro, ordenado y escrupuloso. La policía descubre una descarga de imágenes pedófilas en su ordenador. Él dice que es inocente pero la prueba es inapelable. ¿Tiene realmente ese problema, se trata de un malentendido, es una trampa?

Es un libro sobre la opinión pública, sobre el alcance de las decisiones judiciales, sobre la fama, sobre si uno puede demostrar que es inocente, sobre si realmente se es, sobre cómo nos percibimos y cómo nos perciben los demás. El derecho es la mejor manera que hemos encontrado los hombres para regular nuestras vidas, pero dista mucho de ser perfecta. Como dice la cita de La Rochefoucauld que encabeza el libro: “Nunca hace tanto bien la verdad en el mundo cuanto daño hacen sus apariencias”.

La idea general de la historia está bien y tiene fuerza, aunque hay recovecos y añadidos que sobran y le restan intensidad. La expresión es a veces rebuscada. Pero, en general, es interesante.