Tardi

«Me paso la vida haciendo el gilipollas (…), pero en todos lados es la misma mierda».

Esto opina Gerfaut, el ejecutivo de la novela de Manchette adaptada al cómic por Tardi. Es una historia negra llena de pesimismo existencialista.

Noveno arte y novela policiaca. Tardi también ha adaptado varias historias de Leo Malet, entre ellas Calle de la Estación, 120, ya comentada en este blog. La balada de la costa oeste no está mal y los dibujos son más que aceptables. La historia evidentemente recortada sigue teniendo sentido.

 

Inicios de Adamsberg

Me quedaba esta pendiente (además de la última, que no he leído), y es creo el primer caso de Adamsberg, recién llegado a su unidad. El comisario rompió el molde. Danglard nos informa de que el día en que Dios le creó había pasado una mala noche y estaba escaso de material, pidió algunos bártulos a diablo y ambos compusieron una mezcla de intuición, indiferencia, belleza, suavidad y flexibilidad, no se sabe en que proporciones.

Adamsberg es la ensoñación, la falta de método, los paseos, la lentitud y la calma, el genio. El éxito. En este caso se enfrenta a una trama espectacular que involucra una nueva plaga de peste en París, el diario de Pepys, un resucitador del trabajo de pregonero, el cuarteto inefable de los Vandoosler, Lucien y Mathias y, por supuesto, a Danglard (la reflexión, el papel, la tenacidad) y a Camille. Ya he comentado suficientemente las novelas de Vargas, y ésta es de las mejores. No digo más.

Frédérique Molay

Una lectura completamente imprevista. Sólo en cierto sentido, porque siempre estoy atento a Francia y a la novela negra. Otra Frédérique, como la Vargas, y proveniente del mundo de la política. Esta es su segunda novela.

La idea es vieja, psicópata asesino en serie que desafía al jefe de una brigada criminal. El nivel de truculencia violenta es bastante alto pero resistible. La apuesta de Molay es por la tensión. Un thriller en toda regla. Absorbente. La historia bastante bien construida y ausencia total de retórica. Todo muy creíble y verosimil.

Para mi agradable que todo pase en Paris, que conozco mejor que Los Angeles o New York. En castellano está en Maeva.