Extraordinario también este segundo volumen de la saga romana de McCullough. El peso lo siguen llevando Mario y Sila, dos personalidades aplastantes y muy por encima de los que les rodean. Como es lógico terminan enfrentándose, sin dejar -o precisamente por eso- de respetarse y temerse mutuamente. Incluso guardándose afecto. Son un modelo de éxitos y cualidades pero querían el poder a cualquier precio.
Empieza a brillar la estrella de César. Mario le ve venir e intenta encadenarlo a responsabilidades religiosas (en el sentido romano del término, naturalmente). El joven Cicerón ya se hace notar.
El escenario bélico es ahora Italia (guerra civil contra pueblos itálicos) y Oriente (Mitrídates).