Bridget Jones

Me preguntan por el El diario de Bridget Jones de Helen Fielding y no pierdo esta oportunidad para hundirlo.

Lo recuerdo perfectamente. Sólo resisto enero y febrero, resto lo ojeo en cinco minutos. Detestable producto que se vendió bien, si no recuerdo mal. Ella es secretaria de una editorial y está obsesionada por su peso y por el sexo. Qué y cuanto ha comido ese día y cuando podrá acostarse con su jefe son los ejes de su vida y el asunto de las entradas del diario. Con «tanto» argumento la cosa va a peor en cuanto a zafia y previsible. Incluso ciertos golpes humorístico-irónicos dejan de hacer gracia a la quinta vez. Dios mío, ¡qué libro!

Con esta base, la película ni lo he intentado. (Aunque me cae bastante bien la actriz)

Libro de cine

Recomiendo la lectura del último libro de cine de Alfonso Méndiz. Se trata de la segunda parte de Cómo se hicieron las grandes películas.

El autor, pletórico de recursos, datos y entusiasmo, repasa la gestación, crecimiento y estreno de quince cintas archifamosas.

A mi me han intersado especialmente, como es lógico, los capítulos sobre las películas que estimo más: los dramas Eva al desnudo y Lo que el viento se llevó; las joyas del cine negro El halcón maltés y Laura; la intriga hitchconiana Encadenados, las aventureras En busca del arca perdida, Matrix, La guerra de las galaxias y el clásico de ladrones El golpe.

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El osito de Sebastian

La BBC rodó hace unos años la serie Retorno a Brideshead, adaptando la célebre novela de Evelyn Waugh.

Leí la novela en mis años universitarios y conservaba de ella un inmejorable sabor de boca. Sabía desde hace años de la existencia de la serie y, de pronto, descubro que un amigo la tiene en DVD (por cierto, con magnífica presentación).

Hay que dedicarle tiempo, pues se trata de unos 14 capítulos de una hora, si no recuerdo mal. La ambientación está muy cuidada, las interpretaciones sobresalientes (en especial Jeremy Irons) y, único “pero” técnico, el ritmo más literario que cinematográfico (14 horas dan para mucho). El producto en conjunto es más que aceptable aunque, como la novela, no es para el gran público, ni por la temática ni por el tratamiento.

Un joven pintor conoce en Oxford al hijo más excéntrico de una excéntrica familia, en la que es introducido poco después. El asunto va de relaciones familiares y de qué representa Dios para cada miembro de esa familia.

Dos cosas:

1. No estoy de acuerdo con la etiqueta “novela católica” para este libro. Que se hable mucho de religión no quiere decir se exprese bien, ni con las palabras ni con los hechos, el hecho de la fe.

2. En la serie se hace excesivo hincapié, no así en la novela, en la más que ambigüa inclinación sexual de Sebastián. Esto resulta molesto por lo reiterativo, cuando no chirriante en los momentos en los que aparece uno de sus compañeros de universidad, abiertamente gay.

He releído la novela hace poco y, ¡ay!, ha perdido para mi el atractivo que me deslumbró hace unos años. Esta vez me pareció lenta, oblicua en el mensaje y menos profunda en su planteamiento moral de lo que me pareció en otros tiempos. Nunca he considerado a Waugh un escritor de primera, aunque sí interesante, y esta pasa por ser su mejor novela. Ergo…