Sin duda uno de las mejores novelas que he leído (en general y, por supuesto, este año). También es cierto que he invertido bastantes horas en hacerlo y tenía ganas de terminarla y empezar otras cosas. (Cuando escribí mi anterior entrada llevaba una semana con el libro).
Es una novela victoriana, escrita por una inglesa y con protagonistas ingleses de clase media-alta, es decir: todo es tranquilo y apacible, dramas y pasiones están templados por la flema y la educación.
A Eliot le interesa sobre todo la psicología. En este sentido se aleja del folletín decimonónico. Pasan cosas, pero sólo las necesarias para poner de manifiesto los matices de carácter que se quieren destacar.
Los presupuestos sociales sobre los que descansa la novela son tan lejanos a nosotros como las costumbres de los egipcios. Es una sociología pleistocénica donde la mujer es un objeto decorativo en el hogar, extraño al pensamiento y sin ninguna capacidad de decisión. La mayoría de las protagonistas acepta el status quo y sólo alguna se rebela.