Ladrona de libros

Decepción con La ladrona de libros.

Aguanto 100 páginas como un campeón y desde ahí, hasta el final, en diagonal. Quizás no estaba bien predispuesto: ya he comentado, al hablar de algún otro libro, que me coge cansado el asunto nazis-judíos-niños, etc. Esta vez, además, me ha fastidiado la forma de narrar, no porque narre La Muerte (cosas más raras he visto) ni por las informaciones que se insertan a modo de anuncios, sino por el tono, por la forma de avanzar la historia, las repeticiones, las cosas en que se fija el narrador, cómo las cuenta. En este caso, puedo haber rechazado este libro más con el estómago que con la cabeza, pero ya no resisto leer casi nada que no me guste.

Khadra, El atentado

El atentado es un intento interesante de explicar qué lleva a una persona a ponerse un cinturón de explosivos e inmolarse. Con el pequeño detalle de que se lleva consigo a veinte más que no tienen nada que ver con el asunto, salvo estar en el sitio equivocado. Digo intento porque en realidad no lo explica. Es inexplicable. Como novela tiene momentos buenos y otros en los que falla el ritmo. En cualquier caso nunca se hace pesada porque es corta. Algunas ideas y diálogos están bien, otros chirrían un poco. En conjunto entretenida y sobre un asunto sobrecogedor e inasible para los que sólo nos topamos con él en los telediarios. Igual leo algo más de este escritor.

Confieso que la cosa islámica me sobrepasa un poco. Da un poco de miedo aunque lo ves muy lejos. Aunque eso pensaban también los de las Torres Gemelas. Me gustó en su día Jefe Atta, de la periodista Pilar Urbano.