Dahl. El que siembra sangre

Misterioso no estuvo mal. Ahora se publica la segunda de la serie, de 1998 en realidad. Se me ha hecho muy pesada y la he terminado en diagonal. Un asesino en serie americano vuela a Suecia y el Grupo A (Paul Hjelm más cinco polis más) se pone en alerta máxima. Hay mucho de la vida personal de los componentes del grupo, abundantes reflexiones sociológicas sobre Suecia, detalladas descripciones de lugares e interminables conversaciones e interrogatorios. Todo esto ralentiza mucho la marcha de la novela.

Al final: una historia de psicópata con ingredientes de venganzas familiares, toques políticos y algunos militares ultrapatrióticos enamorados de las armas y la tortura. El modus operandi del serial killer es especialmente morboso y macabro. Abundan los tacos y las expresiones vulgares.

Me esperaba más, porque la primera apuntaba maneras. Lo positivo, una pista menos que seguir.

Arne Dahl

El escritor sueco Jan Arnald (1963), doctor en literatura, editor y crítico, firma desde hace diez años con seudónimo sus novelas negras. Esta primera es original en cuanto al protagonista, el inspector Hjelm, integrado en un grupo de élite, con policías jóvenes pero experimentados, dedicados, altamente comprometidos y con todos los recursos de la policía nacional a sus disposición, sin preguntas ni explicaciones. Un grupo pequeño, flexible e implacable. Original también el oponente: hay varios crímenes de industriales suecos de alto nivel y muchas posibilidades (mafia estonia, entramado empresarial, muchos candidatos para una posible venganza, etc).

El desarrollo da pie para abordar muchas cuestiones, típicas reflexiones sociales de novela negra, en este caso en torno al fracaso de un modelo de sociedad drogada por el bienestar material y de una terrible decadencia espiritual. El problema de la inmigración y el marco familiar sirven para destacar la soledad en la que viven muchos. Incomunicación, suicidio, adicciones e insatisfacción, algunas de las cuales afectan a los propios policías. Muy descriptivos algunos pasajes de intimidad sexual matrimonial y extramatrimonial.

Arnald quiere hacer un libro serio con todo esto y lo consigue, aunando lo mejor de la tradición realista y de la novela de personaje, con el interés y suspense de toda investigación criminal. Sin duda merece un puesto destacado en el prolífico filón del negro policial escandinavo.