He leído la legendaria novela de ciencia ficción que publicó Miller en 1959. Se me ha hecho pesada. Es un libro extraño y exigente, lleno de simbolismo y múltiples alusiones culturales. Hay que echarle ganas.
Tras una hecatombe nuclear, un grupo de monjes (memorizadores y contrabandistas de libros) custodian el patrimonio cultural de la raza humana. Seis, doce y dieciocho siglos después del desastre la orden de Leibowitz se enfrenta a nuevos retos y oportunidades.
Las relaciones ciencia y religión y el carácter cíclico de la historia son los dos ejes básicos de esta rara y aclamada novela.