• El libro de Torrecilla me ha hecho buscar Réquiem, el intenso y desgarrado poema de Ajmátova. Vale la pena. Días más tarde, buscando un verso, he recaído en las Rimas de Bécquer y he vuelto a refrescarlas todas, un éxito seguro para los principiantes en poesía.
• Hace cuarenta años que murió Nabokov, uno de los grandes del pasado siglo. Uno de sus libros más famosos y originales es Pálido fuego. Un escritor escribe un poema de 999 versos antes de ser asesinado. Un profesor hace un largo comentario al poema. Eso es el libro. Nabokov lleva lejos su capacidad inventiva (lugares, palabras, trama), y somete la realidad a un juego de espejos irónico y algo gamberro. Un experimento de metaficción que parodia el ejercicio de la crítica literaria. El poema resulta poco comprensible en si mismo (al menos traducido) y el resultado es prácticamente igual tras leer los comentarios. Una sinopsis del libro en Wikipedia. No es el título que recomendaría de este autor. Mucho antes Pnin o La verdadera vida de Sebastian Knight.
• Se habla mucho de La uruguaya, del argentino Pedro Mairal. Es la historia de un desmoronamiento y ataca con todo al matrimonio y a la paternidad, presentados como una pérdida de individualidad. Hay más temas como la vida de los escritores (talleres literarios, vivir versus escribir, realidad versus pensamiento, etc). Tiene pasajes bastante divertidos y detalles sexuales explícitos. Un libro con gracia, lleno de argentinismos que se entienden bien, rápido, divertido y pesimista.
• Otra argentina, Mariana Enríquez, Las cosas que perdimos en el fuego. Relatos con toques de misterio. Sosa. Los protagonistas son siempre mujeres y pocos hombres quedan bien. Se dejan leer, pero poco más. Se anuncia un elemento de terror, y siempre ocurren cosas raritas (casas abandonadas, fantasmas, niños malditos). Hay toques de realidad política argentina. No me ha parecido una lectura interesante.
• Once es la primera colección de relatos de Highsmith. Esperaba más. Hay fantasía, terror, crimen, sorpresa y buen ritmo narrativo. Pero pocos me han entusiasmado.