Síndrome E

Lucie investiga en Lille un caso de ceguera histérica producido tras el visionado de un extraño cortometraje de los años 50. Sharko se ocupa en Rouen de cinco cadáveres a los que se han enucleado los ojos y sacado los cerebros. Las dos investigaciones se conectan. Ambos son muy buenos en su trabajo y difíciles de controlar por sus superiores. Tienen pasión por la persecución y no siempre siguen del todo las reglas.

Detrás de todo se esconde un caso monstruoso que involucra al ejército, a la CIA y a instituciones de acogida de huérfanos, y que lleva a los investigadores a Egipto y a Canadá. El objetivo: la contaminación mental, la inducción de conductas usando imágenes y manipulando el inconsciente.

La trama es sólida. Los protagonistas resultan buenos personajes. Dos pegas: un poco demasiado largo y algunos diálogos poco trabajados (o forzados, o grandilocuentes o poco naturales). Bien en conjunto.

Es mi primer contacto con Thilliez pero creo que hay más historias anteriores de Frank Sharko.