Tony Hastings viaja con su mujer y su hija hacia Austin para pasar unos días de descanso. Un altercado con los ocupantes de otro coche, en principio sólo un episodio molesto, degenera en una pesadilla de muerte, persecución y venganza que transformará de forma irremisible la vida de Tony y le hará descubrir aspectos desconocidos de su naturaleza. Hasta aquí el argumento de Animales nocturnos.
Edward y Susan llevan veinte años sin verse. Su matrimonio naufragó y ambos están nuevamente casados. Susan recibe de pronto el manuscrito de Animales nocturnos, firmado por Edward, y esperan verse y hablar de él el penúltimo día del año.
La novela de Wright cuenta –además del contenido íntegro del libro de Edward- el proceso de lectura fascinada de Susan, a lo largo de tres días, que le llevará a replantearse qué falló con Edward, en qué se ha convertido su presente con Arnold, actual marido y qué va a ocurrir en un futuro sobre el que penden una infidelidad mal digerida y un traslado profesional de ciudad. Las vidas de Tony y Susan (título original de la novela, de 1993) se proyectan una en la otra vinculadas a través del escritor del manuscrito.
Destacable novela. No es sólo que Animales nocturnos sea de por sí un relato muy bueno, tenso y emocionante, psicológicamente trepidante, o que la estructura de novela en la novela sea esta vez original, apropiada y de sorprendente final, además de todo esto Tres noches es una inspirada reflexión sobre los actos de escritura y lectura, sobre qué ponemos en juego en cada uno de ellos y sobre cómo nos transforman.
Hay mucha carne en el asador (una mezcla de ajuste de cuentas, ironía, rencor, reafirmación personal, un replanteamiento de las instituciones más civilizadas, visiones antagónicas de la lealtad, el amor y la sexualidad) y cada personaje evoluciona antes del coherente final: ni Tony es únicamente el cobarde profesor que inspira inicialmente antipatía, ni Susan es sólo la competente profesora-madre-esposa que decide generosamente compensar la frustración de Edward por no haber sido escritor. El norteamericano Wright (1922-2003) plantea intensos dilemas morales e intenta mostrar con sus personajes que toda simplificación, cuando hablamos de seres humanos, es tan inútil como mentirosa. Una historia brillante y absorbente, casi siempre inteligente y, en algunos momentos, hermosa.