Me preguntaron hace poco por el famoso Cuarteto de Alejandría, de Durrell (Lawrence, el hermano mayor, no Gerald, el de los animales). Leí en su día Justine, el primero, y me pareció una lectura interesante, perturbadora y de cierta dificultad. Es un libro que me sorprendió pero no seguí con los demás (la misma historia contada por otros personajes), quizás algún día lo haga.
Todos los personajes son intensos y extremos, completamente perdidos en sus vidas y entregados a sus cambiantes y caprichosas pasiones. A pesar de la dificultad del libro (el narrador no cuenta cronológicamente sino por el orden en que fue entendiendo las cosas), por otras cosas resulta resulta fascinante e hipnótico: la ciudad se huele y se palpa, los protagonistas son refinados y sensibles en su modo de expresarse y comportarse, todo lo que ocurre llama la atención.
Pasa por ser un moderno y complejo análisis sobre el amor, pero en realidad habla sobre todo de sensualidad y sexo. Es un libro básicamente morboso y de relaciones enfermizas. Una historia de calor y animalidad con mucha cama (sin descripciones), depresión, muerte y suicidio.
Si no recuerdo mal, además del texto del narrador, hay partes de un libro escrito por el marido de Justine, partes de un diario de la propia Justine, citas de otros escritores y frases en latín y francés.
Yo he leído pocas cosas iguales pero, en general, no recomiendo este libro.
Vaya, a nosotras tampoco nos llama la atención.