En el valle de Baztán aparecen hasta tres cadáveres de chicas jóvenes asesinadas, casi niñas. La ritual puesta en escena de los cuerpos, las evidentes implicaciones sexuales y la misma serialización de las muertes hacen pensar en un tipo de psicópata iluminado nunca visto hasta entonces en Navarra. La inspectora Amaia Salazar es encargada del caso por sus cualidades y preparación y por el hecho de ser oriunda de Elizondo, epicentro de los hechos y donde sigue viviendo su familia.
Salazar tiene la mejor preparación posible, instinto y valores (un matrimonio estable, sensibilidad por las víctimas –por las que, por ejemplo, reza-, y un fuerte deseo de maternidad aún insatisfecho), pero también un lado oscuro relacionado con traumas del pasado (la turbia relación con su madre desequilibrada) que no ha logrado aún superar. Su formación en Quantico no la lleva a ver con buenos ojos elementos de la mitología vasco-navarra que aparecen en la investigación, relacionados con la presencia de un basajaun o guardián del bosque, un supuesto ser mágico al que se presta mucha atención en las indagaciones. El título del libro ya alude a su presencia, aunque puede también referirse a la particular cruzada-misión que ha podido autoimponerse el asesino.
En este primer caso de la trilogía de Baztán, la autora (San Sebastián, 1969) se centra más en perfilar bien a la investigadora protagonista: su pasado, su familia y sus cualidades. Cobra también mucho peso al ambientación y la descripción de caracteres y lugares, especialmente el bosque. La investigación y resolución de los asesinatos sigue las pautas clásicas de la novela de género y está narrada con rigor, verosimilitud, avances coherentes y una adecuada tensión final. Hay violencia (más en relación al pasado de Amaia que con los casos que se investigan), algunas palabras fuertes y un leve tono de descarnamiento sexual, sin descripciones, pero el nivel general de todo esto está muy por debajo de la procacidad habitual en el género, sobre todo entre autores españoles.
La novela ya está vendida a varias editoriales europeas y sus derechos cinematográficos han sido ya adquiridos. Si se confirma en las siguientes entregas, podemos estar asistiendo al nacimiento inédito en España –junto con el caso de Domingo Villar– de una novela criminal de cierta calidad, que pueda leer con agrado una persona con una mínima sensibilidad e interesada en este tipo de obras.
Un comentario en “El guardián invisible. Dolores Redondo”