Compañía K no es el libro que recomendaría si me dedicara a reclutar gente para el ejército profesional. No recuerdo otro libro tan antibelicista como este.
La Compañía K entró en acción el 12 de diciembre de 1917 a las 22.15 en Verdún, Francia, y dejó de luchar durante la mañana del 11 de noviembre de 1918 cerca de Bourmont.
Este libro lo componen ciento y pico de estampas restallantes, una por cada integrante del conjunto militar.
Suciedad, ampollas, bombas, guardias.
Miedo, hambre, sudor, heroísmo.
Frío, sueño, morfina, trinchera.
Agotamiento, sangre, metralla, cobardía.
Soledad, asaltos, órdenes, bayonetas .
Gritos, silencio.
Instrucción humillante y sinsentido, ganas de cortar por lo sano con todo, ¿de qué sirven el honor y patriotismo en el momento de la muerte?, el absurdo de que los dos bandos recen al mismo Dios pidiéndole lo mismo (que es a la vez lo contrario: que caigan los otros), morir antes de haber encontrado un sentido a la propia vida, las consecuencias a la vuelta de la guerra. El libro no deja respiro.
Un texto de gran realismo y viveza. Impactante. El crudo y realista relato de una situación que lleva a muchos de sus protagonistas a avergonzarse del género humano.